Las plantas se reproducen en su mayoría sexualmente y en menor proporción de manera vegetativa; el órgano encargado de la misma es la flor. En ella están las estructuras encargadas de la producción final de las semillas, los estambres, que producen el polen y el ovario donde se producen los óvulos; el polen es el gameto masculino que debe llegar al ovario y unirse a los óvulos y finalmente producir la semilla y los frutos que todos conocemos.
El polen se produce en gran cantidad y es llevado por el viento, el agua, las personas, los animales, los insectos, hasta los ovarios de la flor y así conseguir la fecundación de los óvulos de la vegetación. En el último grupo, los insectos, tenemos a las abejas, la especie más importantes en la fecundación de las plantas porque su alimentación depende principalmente del polen producido y del néctar floral y en la búsqueda de ambos visitan durante el día millones de flores y distribuyen con su cuerpo especialmente adaptado los granos de polen en el órgano femenino floral (estigma, ovario y óvulos). Como las abejas, no existe en el planeta ningún otro organismo, ni elemento capaz de realizar esta tarea de una manera tan eficiente y efectiva como las abejas. Esta actividad es la que llamamos polinización.
Existen en la naturaleza alrededor de 20.000 especies de abejas en las que se encuentran abejas solitarias, sociales en pequeños grupos y otras como la abeja que conocemos todos, la abeja melífera, Aphis, Aphis melífera que forma grandes colonias integradas por una reina, muchas obreras y zánganos que son los machos de la colmena, pero, además, hay cerca de 7 especies más de abejas que producen miel, entre ellas, el grupo de meliponas que se conocen como abejas angelutas. Los abejorros son abejas solitarias que polinizan los cultivos de pasifloras (Maracuyá, cholupa, gulupa, badea, curuba). Este grupo de insectos es el responsable de al menos el 70% de la polinización.
Las abejas melíferas son las productoras de miel y polen especialmente, pero también de cera, propóleo, jalea real y apitoxina. Por esto, desde siempre se ha multiplicado la cría de estas a nivel doméstico y comercial. A América llegaron con los misioneros españoles y hoy se aplican en la producción de cosméticos y fármacos especialmente homeopáticos. Nuestras nativas son abejas sin aguijón (las angelitas, meliponas etc.)
En Colombia, la producción apícola se ha convertido en una agroindustria con gran eficacia. Según el expositor y empresario apícola Francisco Arturo Silva Aldana, es la única agroindustria que permite la recuperación de la inversión en el primer año de operaciones. En Colombia, el Huila es el segundo productor apícola y por sus características es una miel muy demandada. Su empresa, totalmente familiar, ha logrado desarrollar una producción integral incorporando un portafolio apícola amplio y logrado asociación con empresarios que se complementan en esta agroindustria especialmente en investigación y desarrollo. Cuentan con una escuela en Otás (Campoalegre) para, además de producción, capacitar a los operadores del sector pues la apicultura es una actividad que exige alto conocimiento.
Es indudable que las abejas afrontan muchos peligros que amenazan con su extinción. Además de organismos patógenos, parásitos (varroa) otras plagas, animales de todo tipo (Aves, mamíferos, humanos, etc.), empiezan a ser afectadas por el cambio climático, la contaminación, la destrucción de su hábitat, el monocultivo, la apicultura comercial e intensiva, las practicas modernas de apicultura, la iluminación artificial nocturna, otras especies invasoras, la deforestación y las quemas de pastizales y de bosques y muy especialmente por la aplicación de insecticidas en las labores agropecuarias y domésticas. Es urgente tomar mayor conciencia de esta especie y no solo reseñar que la FAO y la ONU declararon el 20 de mayo de cada año “el día mundial de las abejas”. Por el contrario, llamar la atención sobre su importancia y la necesidad de emprender campañas a nivel mundial que conlleven a su total protección.