Como las tres economías referenciadas hacen el 55% del PIB mundial, no había duda de que la recesión se iría a presentar. Lo único que no se sabía era cuándo (el 2020 o el 2021?) y como se presentaría. Se mencionaron muchos factores como la inadecuada solución a la crisis del 2008 (que no tocó la producción ni el empleo, la corrupción del sistema financiero mundial y el aumento de la desigualdad y la deuda); el proteccionismo reaccionario de Trump, los conflictos comerciales, especialmente el de China y Estados Unidos, aún sin solución; las tensiones geopolíticas y la debilidad de las bolsas de valores. Pero nunca lo que finalmente se convirtió en la verdadera causa.
A finales de noviembre apareció la verdadera causa de la nueva crisis: El Coronavirus, un virus desconocido que comenzó en Wuhan, China, una ciudad especializada en la producción de vehículos y empezó a arrojar miles de infectados y muertos lo que llevó al mundo, al tiempo que avanzaba su expansión, a un confinamiento obligatorio. Esta decisión producida por la pandemia, tal como la calificó la Organización Mundial de la Salud, OMS, fue el inicio de una crisis de oferta pues generó el cierre del aparato productivo mundial y rompió la cadena de suministros afectando, obviamente, la demanda. Surgió entonces un falso dilema: O la salud o la economía, es decir, ¿sacrificamos la salud por la economía o viceversa? Los hechos han demostrado que la prioridad está en salvar vidas y que, de todas maneras, la economía se iría a afectar y sus consecuencias harán un periodo que llamaremos de post-pandemia.
Además de que el confinamiento ha generado lo que ya se llama “el frenazo económico” debe insistirse en que el sistema económico ofrece efectos destructores que se desnudan en estas crisis. La sobrevaloración de las acciones, la deuda en crecimiento insostenible, la caída de la rentabilidad de los negocios en favor del beneficio financiero, el crecimiento de la desigualdad (inequidad), recortes en sectores estratégicos de la inversión pública, entre los más importantes.
Este frenazo de la economía ya está produciendo cierre de empresas, alto desempleo (La CEPAL, Comisión Económica Para América Latina advirtió que en esta zona del mundo se tendrán 11.5 millones más de desempleados) y sus colaterales de incremento de la pobreza (según la OIT, el 90% de los informales están en riesgo de caer en la pobreza en América Latina).
En cuanto a Colombia, este fin de semana se conocerá el crecimiento del PIB en abril que se espera haya bajado a entre -10% y -15%. En el primer trimestre de este año, creció 1.1% pero por los meses de enero y febrero que no tuvieron el efecto Coronavirus pero en una semana de marzo fue suficiente para que el PIB cayera 4.7%. Para todo el año, Bancolombia estima una reducción del 6% en el PIB. La pobreza subiría 15 puntos según reciente estudio de la U de los Andes, un retroceso de 20 años (comienzos de este siglo). La desigualdad volverá a sus niveles de hace 10 años, perdiéndose todo el avance. Los ingresos de los hogares caerían 12.8 billones si el confinamiento terrmina en mayo de este año.
Las finanzas públicas verán aumentada la deuda (ya se reformó la regla fiscal para permitirle al gobierno endeudarse y producir un déficit fiscal de -6.3%; estaba en -2%) y puede llegar al 60% del PIB (hoy está en 50.3%) y los ingresos de la Nación, departamentos y municipios ya están sintiendo descensos importantes al tiempo que los gastos e inversiones crecen y crecerán más por la aplicación de la política fiscal (subsidios a nómina, a primas de junio, prórrogas fiscales, devolución de IVA y otras ayudas como alimentos para vulnerables) para enfrentar la pandemia (El Director de la DIAN informó que solo en Abril los ingresos cayeron 75%) y se estima para este año se produzca un hueco fiscal de 15 billones de pesos.
Independiente de las cifras, que pueden cambiar con el correr de los días, la Postpandemia será muy crítica. La reactivación de la actividad económica, que se está dando muy parcialmente por las limitaciones producto de los protocolos de bioseguridad que deben seguirse, hacen más complicado restablecer los puestos de trabajo y los niveles de demanda. Esta realidad va a afectar más la economía especialmente en las regiones por su economía limitada. No podemos engañarnos.