Tertulia del 28/04/2020
LA ZARZUELA EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS
Pero esa zarzuela incipiente del siglo XVII decayó durante el siglo siguiente y solo volvió a aparecer a mediados del XIX, gracias al espíritu nacionalista de algunos de sus compositores y tuvo un auge, un punto culminante durante la primera mitad del XX, obteniendo acogida,
reconocimiento y admiración inclusive por fuera de España, especialmente en América, en los países de habla hispana, en donde algunos compositores autóctonos la cultivaron. Ésa es la razón por la que las generaciones de colombianos, argentinos, etc. nacidos en las décadas de los 30 hasta los 60 escucharon zarzuelas en la radio, como La Gran Vía o La Verbena de la Paloma, ovacionaron desde la silletería de los teatros de espectáculos La Mazurka de las Sombrillas (de Luisa Fernanda) o el Pasacalle de los Nardos ( en Las Leandras ), repitieron y repitieron grabaciones de los grandes artistas como Alfredo Kraus, Monserrat Caballé, Sarita Montiel o Plácido Domingo, memorizaron la letra de canciones como Amapola ( de José M. Lacalle ) o Princesita ( de José Padilla ), se emocionaron y todavía se emocionan con pasodobles como El hijo de la Dolores ( de Ramón Zarzoso ) o El sombrero Cordobés ( de Manuel López ) y acogieron el aporte que inspirados músicos latinos hicieron en homenaje a la madre España, como el mexicano Agustín Lara que, sin conocer las ciudades de Madrid o Granada inmortalizó sus nombres con sus fantasías gitanas, o algunos otros que desde el folclor de su propia tierra enriquecieron el cuplé ( esa colección de ricas canciones españolas románticas o de influencia flamenca ) con sus exóticas creaciones como La Paloma ( del cubano Sebastián Iradier ) o La Golondrina ( del mexicano Narciso Serradell ) o Asómate a la ventana ( del chileno Osmán Pérez ).
Mencionamos ese martes, algunos de los mejores compositores de zarzuela en el siglo XIX y mediante espectaculares videos nos deleitamos con los fragmentos de sus obras más renombradas. Dejamos las del siglo XX para una próxima sesión sobre el mismo tema. Éstas son algunas de las que revivimos en medio de la pandemia:
• Cristóbal Oudrid celebró el heroísmo del pueblo aragonés en su obra El Sitio de Zaragoza (1848): la ciudad se sublevó contra el ejército invasor francés que representaba la anexión de España al imperio napoleónico y fue sitiada en 2 oportunidades por más de 6 meses. Nobleza Baturra es el coro más recordado.
• Francisco Asenjo Barbieri hizo una parodia de la ópera de Rossini, El Barbero de Sevilla, en su zarzuela El Barberillo de Lavapiés (1874), un retrato del Madrid del siglo XVIII en el barrio popular de Lavapiés. Impactante su preludio.
• Tomás Bretón en su composición La Verbena de la Paloma ( 1894 ) enmarca en la celebración de la fiesta patronal de otro de los barrios famosos de Madrid, La Paloma, el romance auténtico de dos jóvenes de la época.
• Ruperto Chapí en la graciosa obra El Rey que Rabió (1891) hace una aguda sátira política ambientada en un país imaginario que, obviamente, retrata la España de su tiempo. La gente comentaba que el rey había sido contagiado de peste por un perro, pero la verdadera rabia del monarca era causada por las injusticias que presenció cuando, disfrazado de un paisano cualquiera, visitó varias ciudades de su reino y constató que sus consejeros le ocultaban la realidad. El fragmento más escuchado es el coro de los médicos “Por los síntomas que tiene el animal”.
• Federico Chueca estrenó en 1886 la revista cómico-musical La Gran Vía, con motivo de la inauguración de ésa, todavía una de las más atractivas avenidas de Madrid, reuniendo los personajes típicos de la ciudad: las calles (o vías) representadas por muchachas, los cadetes navales que desfilan por las calles, los ladrones (los ratas) que son los dueños de las calles, los donjuanes que deambulan por las calles y las busconeas que hacen de las calles su lugar de trabajo.
• Y terminamos el siglo XIX con Gerónimo Giménez, quien estrenó en 1900 su zarzuela La Tempranica, basada en el amor imposible de un “señorito andaluz”, vivido en el ambiente típico de las tierras de Granada, de la que se recuerda el zapateado “La tarántula é un Bicho mu malo”. Pero el nombre de Giménez quedó ligado al brillante y espectacular Intermedio de su sainete musical “La Boda de Luis Alonso”, (reputado y cincuentón maestro de baile que se casa con una bonita pero mal aprestigiada muchacha mucho más joven que él), intermedio que no tiene nada que ver con el tema de la zarzuela pero que se sigue interpretando como una magnífica pieza de concierto que reúne los aires más selectos de repertorio folclórico español.
Cada uno de los compositores que escuchamos es autor de otras varias obras, pero esta selección constituye una primera aproximación a este hermoso arte lírico.
Como ya lo dijimos, en una segunda sesión haremos el resumen de las mejores producciones del siglo XX. Pero es válido comentar que a partir de la segunda mitad del siglo pasado ya no se crearon obras de la talla y calidad de las anteriores: la afición decayó nuevamente o tomó otros rumbos y los fanáticos continuamos y continuaremos repasando y recordando los inmortales éxitos de la zarzuela de siempre, aún en tiempos del coronavirus.